Un espectrofotómetro es un instrumento capaz de medir el color.
La colorimetría, por su parte, es la parte de la óptica que se ocupa del análisis de los colores. Tiene tres lentes que recogen la luz proyectada en tres ángulos de 45°, 90° y 110°.
Obtenemos así tres valores, conocidos como X Y Z, que representan respectivamente los componentes rojo, verde y azul. Después, mediante sencillas operaciones matemáticas, el instrumento transforma este código inicial en otros más fáciles de interpretar para describir el color de los objetos, como el L* a*b*.
En este código, la L* representa la luminosidad o claridad del color; la a* es el componente rojo (cuando es positiva) o verde (si es negativa); mientras que la b* representa el componente amarillo (si es positiva) o azul (si es negativa).