El acero sigue siendo hoy en día el material principal en la fabricación de las carrocerías, debido a que tiene muy buenas propiedades mecánicas -resistencia y ductilidad- y un bajo coste económico en relación con otros materiales, pero con el inconveniente de que se corroe fácilmente.
Con el fin de evitar este deterioro progresivo se tiene en cuenta la protección anticorrosiva desde la fabricación del vehículo.
En la reparación de un vehículo, es necesario restituir todas las protecciones anticorrosivas ya que si no, la humedad puede provocar la oxidación de la chapa y, por tanto, la pérdida de propiedades mecánicas y físicas.